No andaban muertos, andaban de parranda

No andaban muertos, andaban de parranda

Toluca, Estado de México.- La Feria del Alfeñique, una razón más para celebrar tanto la vida como la muerte, disfrutar junto a los vivos y honrar a los que se adelantaron en el camino.

La ciudad de Toluca trae como cada año, la ya tradicional celebración del Día de Muertos en su máximo esplendor durante todo el mes de octubre.

Déjame narrarte mi experiencia en esta famosa feria. 

Era un 3 de noviembre del año 2014 cuando se encontraban con los brazos abiertos en la Plaza de los Mártires de la ciudad de Toluca dos escultura gigantes hechas de papel mache a mano por artesanos originarios de la ciudad un catrín y una catrina recibiendo a todas las personas que estuvieran de visita en La Feria del Alfeñique, detrás de ellos había un escenario enorme colocado para permitir la entrada de cientos de visitantes que estuvieran dispuestos a disfrutar de una serie de conciertos culturales que el gobierno organizó, aquella noche engalanaría ese escenario el cantautor mexicano Armando Manzanero.

Cruzando la calle se encontraba un pequeño módulo turístico, el cual es encargado de llevar a cabo todos los fines de semana recorridos en un tranvía alrededor de la ciudad, pero con motivos de la celebración del día de muertos brindaron la oportunidad de realizar recorridos nocturnos en los cuales se visitarían tres antiguas casonas en donde actores profesionales participarían en un teatro andante con motivo de leyendas de terror; los boletos volaron por lo que era necesario apartar lugar desde tempranas horas para no perderse de esta gran experiencia, inclusive los organizadores de este evento se vieron en la necesidad de abrir nuevos horarios para dar a todas las personas la oportunidad de disfrutar de este recorrido.

Mientras las personas esperaban su turno, tenían la oportunidad de caminar por los largos pasillos de Los Portales, los cuales estaban repletos de pequeños negocios montados para la ocasión, estos, eran de metal anaranjado que mostraba las distintas variedades de dulces, alfeñiques, chocolates y calaveritas en todas sus presentaciones, también se podían encontrar a cientos de globeros parados a los costados vendiendo figuras de terror, así como a los famosos pinta caritas que tenían atiborradas las bancas de espera para poder caracterizar a niños y adultos por precios muy bajos.

Una tienda que por lo general se dedica a vender diademas y accesorios para mujer, se transformó en toda una vendimia con motivos del día de muertos, se podían encontrar ratas de hules, disfraces, cientos de botellitas que contenían sangre artificial, látex para imitar cicatrices y pintura blanca y negra para el rostro de las futuras catrinas.

Cerca de la calle de Hidalgo,  famosa por recibir a los mariachis todos los fines de semana, cambió de tradición esta vez dando oportunidad a una serie de esculturas de calaveras disfrazadas de distintos personajes de la vida cotidiana como futbolistas, chefs, payasos, etcétera; la magia de estas residía llegada la noche, cuando se encendían con luces LED brindando todo un espectáculo a las personas.

El ambiente era totalmente familiar, los niños corrían por los pasillos felices disfrazados y pidiendo para su calaverita, pero alrededor de las 17:00 horas las calles dejaron de ser transitadas por automóviles y gritos de cientos de personas se comenzaron a escuchar por la calle principal, una manifestación a favor de los normalistas desaparecidos de Ayotzinapa iba marchando para llegar al frente del Palacio de Gobierno, todas las personas que se encontraban disfrutando de la feria, se encimaron sobre las aceras para presenciar el acto, los jóvenes gritaban al unísono “¡Los queremos vivos!” mientras que los carteles que los acompañaban contenían leyendas que ponían los pelos de punta: “Vale más una gota de valentía que un océano de cobardía” .

El evento duró no más de 5 minutos en los que la feria se paralizó, después de esto todo volvió a la normalidad.

No existe algo  más tradicional para los toluqueños que ir a comprar una rebanada de pizza a tan solo $10 o una deliciosa torta del famoso y antiguo establecimiento de La Vaquita Negra del Portal ubicado a la vuelta de Catedral y para rematar unos Churros Galácticos frente de la Alameda,; todo esto para disfrutar al máximo el evento.

Ya caída la noche, a las 21:30 horas, las personas comenzaron a formarse en la parada del tranvía para asistir al tan ansiado recorrido de terror, pero mientras esperaban en la fila, cientos de motores se comenzaron a escuchar a lo lejos y las calles se fueron quedando sin movimiento de automóviles, todos se acercaron a las banquetas para ver lo que estaba sucediendo esta vez, pero muy grande fue la sorpresa al ver que cientos de motociclistas disfrazados y con las motos iluminadas avanzaban a toda velocidad sobre el pavimento haciendo rugir los motores y lanzando dulces por montones para todos los expectantes, las personas aplaudieron y gritaron emocionadas ante tan sorprendente e inesperado espectáculo sobre ruedas.

Cuando todos los asistentes se encontraban abordo y en su lugar, dos actores subieron y comenzaron a explicar la dinámica del evento, se comenzó a avanzar y conforme pasaban las calles y los distintos edificios las leyendas empezaron a surgir, la primera locación fue el ahora edificio del Poder Judicial, las personas bajaron del transporte y se dirigieron al interior del recinto, los actores salieron a escena y actuaron la primera historia, la de una pequeña niña que había sido maldecida por una bruja, esta había desaparecido y sus padres la habían buscado hasta el cansancio sin encontrar rastro alguno de ella; la segunda locación fue en el edifico del Poder Legislativo, la leyenda de este lugar hacia referencia a una mujer que había sido culpada de realizar hechicería durante la Inquisición; el último lugar visitado fue el Palacio de Gobierno, en el cual las dos leyendas anteriores se unieron para contar el triste e inminente final que había padecido la niña perdida y la bruja que a final de cuentas salió victoriosa.

Eran ya las 23:00 horas y la noche era muy negra y fría, las personas tomaron distintos caminos para dirigirse a sus casas después de un día lleno de sorpresas y ambiente de terror; una vez más la Feria del Alfeñique logró llenar del espíritu del día de muertos a niños, jóvenes, adultos y ancianos, un año más las tradiciones mexicanas lograron romper con la inminente conquista cultural estadounidense para demostrar que en México vale la pena conservar las celebraciones características que cada vez dan más vueltas al mundo para expandirse alrededor del mismo. 

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